Texto e imagen de: Asunción Saez Mullor
Bandeja de piedra que contendría algunos de los objetos necesarios en la ceremonia de la “Apertura de la boca”. Dinastía IV, Reino Antiguo. Actualmente expuesta en el Museo del Louvre, París.
La momificación fue un proceso desarrollado para preservar en un principio el cuerpo de los reyes y la familia real. La creencia en la inmortalidad originó esta práctica, preservando al ka del difunto en el más allá. Tiempo más tarde, esta práctica se extendió a las demás capas sociales. Una vez finalizada la momificación, los embalsamadores entregaban la momia a la familia para que diera comienzo el entierro y los actos rituales que conllevaban, culminados con la entrada de la momia en la tumba y su sellado.
El ritual de la “Apertura de la boca y los ojos”, fue posiblemente una de las ceremonias más importantes y complejas del ritual funerario egipcio, llegando a constar de 75 pasos. Tuvo sus orígenes en la dinastía III-IV y continuó hasta finalizar el Periodo Romano. Con este ritual se pretendía devolver al difunto sus capacidades cognitivas en el más allá.
Los ritos de esta ceremonia fueron evolucionando con el paso del tiempo. Si bien en un primer momento fue concebida como un acto simbólico en el que se animaba una estatua del ka del difunto, más tarde se llevó también a cabo directamente sobre la momia.
En este ritual se utilizaron entre otros instrumentos: el cuchillo “Peseshkef” con forma de cola de pez, confeccionado generalmente en sílex; el cuchillo “Urheaku” con forma de serpiente, confeccionado originalmente en sílex; y el cuchillo “Mesjetyu” con forma de azada, generalmente confeccionado en madera.