En la decoración de muchas tumbas del antiguo Egipto es habitual encontrar pinturas murales que representan escenas de cacerías, rituales funerarios, cultos y, sobre todo, banquetes en las que los invitados, vestidos con sus mejores galas y atendidos por un ejército de sirvientes, portan sobre sus elaboradas pelucas unos conos de color blanco. Los investigadores llegaron a la conclusión de que estos objetos –en caso de haber existido y no tratarse tan sólo de un mero recurso iconográfico– podrían haber estado elaborados con grasa o con cera perfumada que, con el calor, se iba derritiendo y dejaba un exquisito aroma sobre su portador. Pero la arqueología no había aportado ninguna prueba de la existencia de estos elementos. Hasta ahora.
DOS CONOS ÚNICOS
Un grupo del arqueólogos del Amarna Project–dirigido por la Universidad de Cambridge y financiado, entre otras entidades, por National Geographic–, que lleva años excavando en el yacimiento de Tell el-Amarna, la que fue la antigua capital del Akenatón, el faraón hereje, descubrió hace unos años dos de estos supuestos conos de perfume en la cabeza de dos momias localizadas en la necrópolis sur de la ciudad. Los resultados del estudio de este sensacional descubrimiento acaban de publicarse en la revista Antiquity. “El hallazgo nos confirma que los conos en la cabeza fueron realmente usados en Egipto”, ha declarado Anna Stevens, arqueóloga de la Universidad Monash de Melbourne y autora principal del estudio.
“Los arqueólogos descubrieron hace unos años, en el cementerio sur de Amarna, dos supuestos conos de perfume colocados sobre la cabeza de dos momias de personas jóvenes que no pertenecían a la élite”.
Los dos conos estudiados se han datado entre los años 1347 y 1332 a.C., durante el reinado de Akhenatón. El hallazgo confirma que estos conos de perfume se utilizaron en contextos funerarios desde el Imperio Nuevo hasta el período ptolemaico para perfumar el cuerpo del difunto. “Ahora podemos decir que esos conos fueron portados por los difuntos, pero podrían haber cumplido otras funciones”, explica Stevens. Si este tipo de objetos fue o no usado por los vivos, los especialistas consideran que es algo difícil de evaluar aunque creen que es muy probable.
El primer cono fue descubierto en 2010 en el cementerio sur de Amarna, sobre la momia de una mujer que no era de la élite. El cono apareció in situ colocado en la cabeza de la difunta, que conservaba intacta su cabellera. El objeto estaba roto en seis fragmentos. Cinco años más tarde, en 2015, se exhumo otro cono en la tumba de una persona joven (cuyo sexo no ha llegado a determinarse), en este caso fragmentado en tres piezas. Los dos se hallaban deteriorados por la acción de los insectos. Los objetos fueron sometidos a un análisis espectroscópico con un equipo portátil que reveló que no eran sólidos, sino huecos, y estaban elaborados, casi con seguridad, con cera de abejas. Los análisis, sin embargo, no han permitido hallar restos de ninguna esencia en ellos. Según Stevens, tal vez “podría haberse evaporado o estar por debajo de los límites de detección de los equipos empleados”.
¿PARA QUÉ SE USARON?
Anna Stevens analiza cuál podría haber sido la función de estos conos: “Su función exacta resulta difícil de establecer. Hay un pequeña prueba directa que los conecta con las reformas religiosas de Akenatón. El hecho de que no se hayan hallado en otro lugar sugiere que sólo eran componentes ocasionales de los enterramientos y que eran incluidos bajo circunstancias específicas”, explica la arqueóloga. Otra finalidad de los conos podría estar relacionada con la fertilidad o la sensualidad femeninas, ya que su iconografía, por lo menos en Amarna, aparece asociada a escenas de carácter familiar y de nacimiento. También en el yacimiento han aparecido estatuillas que representan mujeres desnudas portando dichos elementos. “La rareza de los conos, su asociación con, al menos, una mujer adulta y las preocupaciones centradas en la familia en los cultos personales en el antiguo Egipto convierten la fertilidad y el remedio a los problemas vinculados a ella en un intento de explicación de la presencia de los conos en estos enterramientos”, concluyen los autores de este interesante estudio.
“Una de las finalidades de los conos podría estar relacionada con la fertilidad, pues su iconografía, por lo menos en Amarna, aparece asociada a escenas de carácter familiar y de nacimiento”.
Por su parte, Nicola Harrington, arqueóloga de la Universidad de Sídney, tiene una teoría propia sobre la identidad de las personas descubiertas en el cementerio sur de Amarna con conos en la cabeza. Los dos esqueletos presentaban fracturas espinales y uno de ellos, a pesar de su juventud, sufría una enfermedad articular degenerativa. La arqueóloga sugiere que este tipo de fracturas por compresión son habituales en los bailarines profesionales. Así, la presencia de conos podría indicar que estas personas eran “miembros de una comunidad que servía a los dioses” y por ello fueron enterradas con estos objetos a pesar de no pertenecer a la élite.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/descubren-por-primera-vez-conos-perfume-egipto_15046
C. M. Muñoz